Monday, September 1, 2008

Referencias del Malvado



Si es de tu agrado escudriñar en los infinitos recodos de la conciencia humana, podrás encontrar que existe una fuerza mucho más antigua que el mismísimo magnetismo terrestre ejercido por los polos.
Las mismas leyes divinas que descansan en interpretaciones meramente humanas nos llevan al primero de los crímenes, protagonizado por la progenie de los expulsados del Gran Paraiso Terrenal (que ya de por sí no es de las más gratas referencias), el cual sin pelos ni señales nos habla de la eterna y típica historia de los dos hermanos que tienen la desgracia de estrenar la sangre derramada como común denominador. Dentro del mismo marco referencial, nuestro Dios que ha sido en estos días tan paciente, comprensivo y misericordioso, en dicha época, caracterizada por los conflictos entre familias, clanes y tribus, era bastante más inclemente, implacable y menos piadoso.
Al pasar el tiempo, caemos en la Edad Media, época no menos oscura; ésta nos relata innumerables historias plagadas de guerras, muerte, torturas, etc. que describen el modo intolerante de vida de los antiguos fanáticos europeos. Sin embargo, ninguno de estos enfrentamientos, crímenes, violaciones ni atentados se equipararon alguna vez con la tan singular narración que he de reseñarles a continuación.
Casildo Pancracio Pfizer, personaje ligado a la aristocracia de Navarra, de noble cuna, filántropo de profesión y prestancia real, residía en un lejano castillo a las afueras del poblado de Timotea. Todos aquellos que le conocían lo tenían por santo, e inclusive, Doña Lola Romero, la más vejuca de las ancianas y Presidenta del Consejo de Laicas de La Iglesia de Santa Timotea, dejaba de retribuirle a la susodicha institución el diezmo respectivo para destinarlo a las arcas de este santo personaje.
Las costumbres particulares de Casildo lo hacían un poco bohemio y ermitaño; tanto así que prefirió siempre prescindir de servidumbre. Su humilde residencia de 78 habitaciones, 3 cocinas, 5 estancias, 3 salas-comedor y 2 salas de juego (siendo el año de 1352 parecía imposible, pero la primera sala de juegos data del año 780 A.C. y pertenecía a los Hunos, siendo ésta "Húnica"), era resguardada y mantenida únicamente por él. Lo que nadie nunca supo ni se llegó a develar estando él en vida, y gracias a los restos de manuscritos encontrados en una excavación por un reo ucraniano prófugo del eterno encierro, eran los motivos del despiadado Casildo por mantener su inmaculada fachada en pie sin despertar la más mínima de las sospechas.
Casildo padecía de un severo y agudo insomnio producido por las interminables noches dedicadas a la lectura de libros del Demonio, condenándolo a vagar lánguidamente por su morada. El primer intento, estando Casildo decidido a practicar dichos rituales satánicos, al pretender desollar a una cucaracha asada y darla en sacrificio como ofrenda al Príncipe de la Oscuridad, ocurrió que lo que obtuvo fue una suerte de mondongo entomológico que poco podía descifrar los designios de tan diabólica ceremonia.
Sucedió que un día, deambulando Casildo por los amplios y lúgubres corredores de su castillo, le sobrevino una maquiavélica idea que le obsesionó hasta el tuétano. Las noches pasadas en vela incrementaban la pesadez de sus agraviados párpados, sin embargo el ánimo de tramar minuciosamente los delitos del cual luego quedaría impune era el verdadero motivo para perpetuar su condición de insomne.
Finalmente, después de años de encierro documentándose y estudiando sobre el tema, puso en práctica su macabro plan: mezclando el amarillo Nº5 con el virus de la gripe obtendría una nueva enfermedad de potencial endémico bautizada por él como la "Fiebre Amarilla". La nóvel peste fue esparcida por el pueblo entero en frasquitos de Chimó San Carleño que él mismo colocaba en los hogares de los ingenuos aldeanos durante las noches. La inocencia y la confianza en la Providencia que sentían los habitantes de Timotea era tal que nunca cuestionaron la presencia de los potecitos azulados en sus respectivas despensas.
Los síntomas y achaques de la fiebre hicieron estragos por toda la población de Timotea dejando muchas muertes y dolidos. Algunos atribuían la llegada de esta enfermedad al castigo que les impuso el Todopoderoso por estar tan imbuídos y empapados en sus actividades diarias y no pararle a los improvisados sermones del Cura Velásquez. Al pasar algún tiempo, Casildo salío de lo que parecía una sospechosa cuarentena a vender lo que él creía era la cura para la temida enfermedad que los estaba azotando. Sí, Casildo había maquinado meticulosamente cada una de las siniestras etapas del plan. Después de años de mantener su filantrópica fachada, develó su verdadero rostro de mercader capitalista, el más malo de los malos; definitivamente, el hombre más malo del mundo.
Pocos de los aldeanos sobrevivientes creen haber soñado alguna vez con haber visto una mano vellosa y tupida colocando un potecito de chimó en sus mesitas de noche a través de sus ventanas. En la actualidad, si nosotros lográramos echarle un vistazo a los diarios de insignes personajes como Vlad Dracul, el Dr. Henry Jekyll y Darth Vader, podríamos intuir que su malvada maldad no es tan malvada del todo. Primero fue sábado que domingo; Casildo Pfizer, o como algunos lo llamaron después de acuerdo a las referencias encontradas en los pergaminos, "La Mano Pelúa".

Luis Cataño

1 comment:

Jose Moreno said...

Mi estimado e ilustre amigo, no habia visto su blog, está depinga e interesante y a su vez nauceabundo y repugnante, es decir una mezcla de todo un poco, que al final lo que dan ganas es de cerrarlo pero no puedes porque quieres leer más, dado que es realmente entretenida. jejejeje... saludos

P/D: Está muy bueno el blog... creo. sí, sí que lo esta... aunquee... esteee... no, bueno sí.

saludos su gran amigo José Ignacio Moreno.